El 21 de junio, las Escuelas de Derecho y la de Trabajo Social de Universidad UNIACC, en conjunto con Fundación Nazca, organizaron el coloquio “Género, trabajo y migración, aproximaciones desde la experiencia chilena”.
Para el editor general de la Revista Sur, Jorge Rizik, “el problema no tiene que ver con los migrantes, sino con nuestra forma de educar y de relacionarnos. Nuestra sociedad tiene el problema, nuestra sociedad funciona en guetos y en educaciones separadas”.
En el encuentro, realizado en el Auditorio de la Universidad, en Avenida Salvador 1200, Providencia, compartieron sus puntos de vista Rizik; la mexicana residente en Chile, doctora en Estudios Americanos y docente universitaria, Teresa Pérez Cosgaya; y la responsable del Programa Laboral – Santiago, del Servicio Jesuita a Migrantes, Ignacia Labbé.
Pérez mencionó sus datos obtenidos en una investigación realizada en su tesis doctoral, centrada en la ciudadanía migrante. En este escenario, la académica mencionó que “el migrante siempre está bajo sospecha. ¿De dónde somos? ¿A quiénes vamos a ser leales? Y en un caso extremo, sobre todo en situaciones de frontera, es por qué país daríamos la vida (…) Esta sospecha siempre nos recae tanto del Estado del cual somos origen, como el Estado en el cual residimos”.
“También está la sospecha de si somos transnacionales, es decir, si tenemos la capacidad de adherir como ciudadanos y como identidad nacional a más de un Estado nación. La ciudadanía se vuelve un problema o se problematiza en la situación de migración”, enfatizó la investigadora.
Pérez compartió los datos de una encuesta estratificada, no probabilística, aplicada a argentinos, cubanos, mexicanos y peruanos en Chile. En ésta, los resultados indicaron que, para los encuestados “lo más relevante era cómo el Estado receptor se relaciona con sus ciudadanos. O sea, aquellos inmigrantes de estas nacionalidades -en mi muestra pequeña, no aleatoria, no probabilística, intencionada- decían que aquellos que declaraban estar de acuerdo en que el Estado no tiene por qué proveer los servicios públicos si uno puede pagarlos (…) más probabilidad tenían de nacionalizarse. Aquellos inmigrantes que provienen de un Estado de bienestar un poco más fuerte y consolidado (…) menos probabilidad tienen de querer declararse chilenos o que se identifiquen con Chile”.
Asimismo, la representante del Servicio Jesuita a Migrantes, Ignacia Labbé, especificó como factores que motivan la migración la situación política, las condiciones económicas, los factores climáticos, los sistemas de educación, las guerras, al igual que los vínculos familiares, la proyección, la facilidad de inserción, y el contexto cultural.
Junto con recalcar que en Chile “ha habido una creciente feminización de la migración”, Labbé precisó que “en América Latina, 51,4% de la migración está compuesto por mujeres, y en Chile el porcentaje es 52,6%, de acuerdo con la (Encuesta) Casen 2015”.
“Los empleos a los que acceden las mujeres migrantes se concentran en el sector de servicios, en particular del trabajo doméstico, asociado al cuidado de niños y de adultos mayores. Una alta proporción sigue trabajando en el sector informal, lo que conlleva a no tener protección social ni laboral, por lo mismo, menores salarios y peores condiciones laborales”, advirtió.
En visión del editor general de la Revista Sur, Jorge Rizik, “Santiago es una ciudad que está construida con sectores para determinados grupos de gente y no hay lugares de encuentro. Entonces, la migración lo que hace es evidenciar ese problema, pero ese problema es de nuestra sociedad, no de la migración (…) En nuestros colegios no comparten ricos y pobres, hay colegios para ricos y colegios para pobres (…) nuestra educación no integra, no dialoga, no es intercultural”.
Universidad UNIACC