Muy agradecido por su recibimiento se siente el nuevo Vicerrector Académico Carlos Araos, quien asumió el cargo el pasado 18 de julio y que en estos días ha podido conversar no solo con directivos, decanos, directores de escuela y profesores, sino que también narra que ha aprendido mucho de lo que le han contado algunas encargadas del casino y los guardias que reciben a todos en la entrada de cada sede de nuestra Universidad.
“Estoy muy contento porque ha sido una comunidad acogedora. El compromiso de todos por la institución resulta evidente y el conocimiento que las distintas personas tienen de la historia y desarrollo de la Universidad me ha sorprendido, lo que es característico de las comunidades educativas comprometidas. La conversación que tuve, por ejemplo, con un guardia que lleva 18 años acá me permitió conocer mucho de la historia UNIACC. Fue muy generoso. Eso ha sido bien bonito y motivador para mí”, cuenta a pocos días de haber asumido.
Con una larga trayectoria en diversas instituciones de educación superior, el Vicerrector Araos se ha formado como Doctor en Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, licenciado en Ciencias de la Comunicación y periodista de la Universidad Diego Portales. En el ámbito laboral, se ha desempeñado como Director de Aseguramiento de la Calidad en la Universidad Adolfo Ibáñez; Presidente de la Comisión de Ciencias Sociales (pre y postgrado) en la Agencia de Acreditación Universitaria; Director del Magister en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Santiago; y Director de Programas de Apoyo a la Docencia y Acreditación en la Universidad Mayor, entre otros.
Además, es especialista en gestión educacional universitaria en los distintos procesos de desarrollo que esta área requiere, con un énfasis en aseguramiento de la calidad, y, en el ámbito de la investigación, ha participado en diversos proyectos como director responsable tanto para universidades, centros de estudios e instituciones públicas.
En un contexto actual de cambios del sistema en general, la nueva autoridad señala que aún falta para que Chile tenga mayor presencia, sobre todo en transferencia de la investigación. “Nuestro país no está normalmente situado en las grandes preguntas que hoy se está haciendo la humanidad. Son muy pocas las respuestas que el sistema educativo chileno ha desarrollado, por ejemplo, con los desafíos del mundo digital, los aportes de innovación y transferencia tecnológica, apoyo a iniciativas privadas. La vinculación entre el mundo privado, el sector estatal y las universidades todavía está en ciernes. Seguimos funcionando con un pensamiento del Siglo XX, y en eso me refiero a un modelo que se entiende como instituciones capaces de formar profesionales generadores de cierto tipo de investigación. El sistema educativo ha sido un poco estático y tiene que empezar a dinamizarse, por ejemplo, las áreas de Vinculación con el Medio son sumamente estratégicas en el sentido que pueden ser un aporte a la sociedad”.
“Tenemos una responsabilidad que no podemos olvidar”
A la hora de hablar sobre el sello de lo que será su gestión, Carlos Araos afirma que “una Vicerrectoría Académica pone en el centro de todo su quehacer la experiencia educativa del estudiante. Esto quiere decir abordar y asegurar la calidad de su experiencia, la calidad del proceso educativo y el impacto que tenga para su vida. A mí me cuesta imaginarme una promesa más delicada que la que indirectamente les hacemos a los estudiantes y sus familias. Aquí existen expectativas, sueños y proyecciones personales que las personas están dispuestas a confiar a una universidad. Eso es una responsabilidad que no podemos olvidar, pues hay sueños, expectativas, proyectos de vida y esperanzas familiares”.
En este sentido, para el Vicerrector Académico una de las claves se focaliza en cómo transferir la investigación a la docencia y a la vez que los estudiantes participen de esa investigación. En el caso de Vinculación con el Medio, es necesario ver cómo el estudiantado puede participar en el impacto país que debe demostrar una universidad y ser también protagonista.
No obstante esto, para el Vicerrector la esencia está en la dimensión de la docencia de calidad, pues la caracteriza como el velar por el proceso transformacional que vive el alumnado desde la postulación hasta el egreso. “Se trata de contribuir a la formación de una persona con características distintivas, por lo que la Vicerrectoría Académica debe velar que las expectativas con que se llegan se hagan realidad.
Si tú no tienes ese norte, te pierdes en el indicador y la gráfica. Este es no solo un desafío para nuestra Universidad, sino para todo el sistema. Me cuesta desligar una persona con un desarrollo integral de un gran profesional. Me cuesta desligar a una persona ética de un gran profesional. Me cuesta desligar a una persona creativa, innovadora y propositiva de un gran profesional. En esencia lo que buscamos es colaborar en un proceso de crecimiento de una persona que es capaz de mirar el mundo profesional con un sello”.
“La acreditación es una tremenda oportunidad de mejora”
Acerca del nuevo proceso de Acreditación que está viviendo UNIACC, el Vicerrector Académico dice que acreditarse es un acto de responsabilidad. Es decir, es una forma de decirle al país que lo que estamos haciendo responde a lo que Chile espera de una universidad.
Y agrega, “estar acreditado tiene consecuencias prácticas siendo lo evidente, la posibilidad que tienen los estudiantes de acceder a los recursos que posee el Estado como becas y proyectos. Por eso no estar acreditado es cerrarse la puerta automáticamente. Además, hay consecuencias a nivel de prestigio personal profesional. Hoy el acceso a propuesta de empleos tiene que ver con el nivel de acreditación de las universidades. De hecho, me ha tocado ver como ciertas empresas de búsqueda de trabajo ya miran el nivel de acreditación de la universidad.
Por otra parte, tener una acreditación involucra una reputación no solo para la institución, sino para todos sus egresados. Una acreditación es una autoevaluación, siendo una instancia para mirar cómo estamos haciendo las cosas. La gran fortaleza —y parece una paradoja— que tiene una acreditación es que genera debilidades, permitiendo visualizar lo que hay que potenciar, viendo cuáles son las que hay que trabajar. Eso facilita planes de desarrollo y proyecciones a futuro. La acreditación es una tremenda oportunidad de mejora, y un hito en su desarrollo. Hay que mirarlo así, por lo que siempre he estado muy de acuerdo con procesos de autoanálisis. A lo mejor el sistema se puede mejorar, pero es una instancia súper valiosa, ya que permite autoevaluarse y acceder a un mundo de oportunidades que tiene el sistema, y permite responder responsablemente a las expectativas que el país tiene”.