“Si hay más acceso al capital y a la tecnología, ¿qué recursos quedan para diferenciarse de la competencia, tener valor y ventaja competitiva? En la gestión del talento de las personas de la organización (…) pero no hay una claridad de parte del empresariado respecto a eso”, advirtió el académico del Magíster en Administración de Empresas – MBA de Universidad UNIACC, Galvarino Casanueva.
El 26 de septiembre, el ingeniero comercial y magíster en Administración de Empresas impartió el webinar “¿Cómo crean valor las pymes chilenas? Una solución de negocios”, el que fue transmitido vía Facebook Live.
Casanueva definió la pyme como una pequeña y mediana empresa, “la que puede desarrollar actividades comerciales de cualquier tipo con el objeto de dar bienes o servicios”, y cuya clasificación como tal está condicionada por las categorías proporcionadas por la Sociedad de Fomento Fabril, Sofofa, en cuanto al número de empleados, y/o al volumen de venta.
“En Chile, el 15% de las pymes no alcanzan el primer año de vida (…) y solo el 40% permanece más allá de siete años”, precisó el académico.
En visión de Casanueva, en demasiadas oportunidades los emprendedores no analizan “la viabilidad económica y financiera de su proyecto para poder crear valor”, apuntando que “no toda buena idea de negocio resulta en un buen proyecto”.
El docente expresó que los emprendedores que fracasan “son incapaces de generar propuestas y de medir esos logros”, junto con resaltar que “las organizaciones se deben a sus clientes”.
“Hoy existe la necesidad de ampliar el concepto de cliente. Por lo que se debe incorporar aspectos como la creación de valor para los colaboradores de la organización (…) a hacer las cosas mejor que la competencia; crear valor a los proveedores que suministran la materia prima para un producto o servicio; y ser capaces de crear valor a la comunidad donde se sitúa esta unidad económica”, afirmó.
“Estamos con modelos anticuados y estáticos, en el sentido que si nos ha ido bien como negocio, ¿para qué vamos a cambiar el modelo? O bien simplemente no planificamos y no se generan los planes de negocios adecuados”, apuntó.
El académico aseguró que hoy “las organizaciones económicas y las pymes tienen mayor acceso a los capitales y a la tecnología, por lo que es muy difícil diferenciarse respecto a la competencia en el mercado”. Casanueva identificó como una de las soluciones la búsqueda de nuevos recursos, para así “generar competencias distintas”, las que a su vez redunden en “ventajas competitivas (…) Caso contrario, no seremos ni siquiera capaces de pasar el valle de la muerte, establecido por los primeros tres años de vida de la pyme”.
La importancia de la capacitación y de la evaluación de desempeño
“Es muy típico escuchar a los dueños del capital, a los directivos o gestores de las empresas decir lo siguiente: ‘Nuestro recurso más importante es el humano’, pero (…) en la práctica no es verdad (…) En la medida que no consideremos al recurso humano como el eje en el proceso de creación de valor, nuestras posibilidades de permanencia en el mercado son cada vez más reducidas”, auguró el expositor.
Para Casanueva, “las personas que trabajan en recursos humanos deben saber del negocio, más allá de lo que es el recurso humano. Deben saber de qué trata el negocio y cuál es su competitividad”.
El problema se inicia, en visión del académico, en que el área de recursos humanos hoy evalúa al trabajador desde las funciones que realiza, cuando la interrogante debiera ser qué necesita la organización para generar un cargo, siempre con evaluación de desempeño.
Una de las funciones esenciales de recursos humanos es, para Casanueva, “reclutar a la gente idónea y que la organización necesita, junto con deshacerse de personas mediocres que no le sirven a la organización”. En este escenario resultaría fundamental la capacitación, porque aplicada de manera correcta “cubre esa brecha entre lo que exige la organización y lo que posee el recurso humano. ¿Y en qué va a repercutir? En la productividad de ese trabajador en la organización”.
“Si evaluamos, vamos a generar un sistema donde todos los trabajadores participen y en el que todo sea medible, lo que va de la mano con el sistema de la compensación (…) Para ello son fundamentales los indicadores de desempeño”, indicó.
En un escenario de participación y compensación, Casanueva destacó que se genera un cambio de mentalidad positivo, “y si se gana la remuneración de acuerdo con su participación en el proceso de creación, créame que la gente estará encantadísima de participar, pero se requiere de personas que sean flexibles”.
“Hay que orientar a que las personas alineen sus intereses propios con los intereses de la organización. Esa es una forma de mantener el talento dentro de la organización”, enfatizó.
Universidad UNIACC