Bajo el título de “Narcocultura y cultura mediática”, la Facultad de Comunicaciones invitó a la Dra. Ainhoa Vásquez Mejías (@ainhoavasquezm) a exponer sobre las diferencias entre narcotráfico y narcocultura, y cómo esta se vive en países como México y Chile.
La doctora en Literatura y autora del libro «Narcocultura: Masculinidad precaria, violencia y espectáculo», fue invitada y presentada por el académico-investigador de la F. de Comunicaciones, el Doctor Ignacio Riffo.
Por su parte, el conversatorio contó con la presencia del hasta entonces Decano de Comunicaciones, Juan Antonio Muñoz, del Decano de Ciencias Jurídicas y Sociales, Rodrigo de la Barra, y de la Directora de la Escuela de Periodismo, Constanza Hormazábal, además, de docentes, colaboradores y estudiantes de diferentes carreras como Periodismo, Psicología y Derecho.
En su presentación, el académico Ignacio Riffo aseveró que «entender los últimos dos siglos y la modernidad es imposible sin la influencia del auge de los medios de comunicación de masas. Hoy todo se encuentra todo mediatizado, hasta el amor o el sexo. Por eso hoy se debe hablar de una cultura mediatizada y no de masas, y en ese marco está también la narcocultura».
Narcocultura vs narcotráfico
La profesora Ainhoa Vásquez realizó una presentación en torno a la ética periodística y el fenómeno del narco. «Para saber qué estamos atacando, hay que aprender qué es narcocultura. Lo narco es la representación social reconstruida a partir de usos, costumbres o ritos de la industria del narcotráfico».
La narcocultura no es el narcotráfico, sino un proceso permanente de expresiones al narcotráfico, que opera en paralelo a una cultura dominante, y en ella se integran diversos elementos de la cultura: la arquitectura, la vestimenta, las creencias y otros elementos accesorios que dan lugar al consumo: las joyas, autos de lujo, etc.».
«Otra cosa son las narcoficciones. Que dan para la confusión. En esas se ficciona lo que pasó en la realidad, pero sigue siendo ficción», cuenta la experta.
En el caso de la música o los documentales periodísticos estas son parte de las narco narrativas. La música no necesariamente sale de personas vinculadas con el narcotráfico, pero si cuentan historias reales. Los primeros narcocorridos son de la década de 1920 en Ciudad de Juárez, en donde se contaban las andanzas y crímenes de los narcotraficantes en México.
Para la profesora Vásquez la narcocultura es «la expresión de machos en precario que se refleja en la hiperviolencia y el espectáculo». En ese sentido los narcos jóvenes tienen que dar pruebas de su masculinidad constantemente mediante muestras de violencia y de espectacularidad.
Prácticas de la narcocultura
Muchas tradiciones dependen de cada cultura. En México son los cuetes, en El Salvador los tatuajes, y en Chile los narcofunerales, que vienen de los funerales del hampa desde los años 60, o los fuegos artificiales. Por su parte, los memoriales o tumbas, eso sí ha venido de México, transformándose en narcomausoleos o animitas puestas en la plaza pública.
Dónde ha permeado al público en general es la narcoestetica, en donde las joyas y la ropa de lujo es usada por los narcotraficantes.
El impacto en los Medios de Comunicaciones
En una segunda parte de la conferencia, la profesora Vásquez mostró cómo los medios de comunicación en México espectacularizan al narcotráfico y su hiperviolencia. Es la prensa mexicana la que muestra a los degollados, descuartizados y asesinados, naturalizado estos hechos de violencia.
Esto generó una polémica en México, en donde los medios comenzaron a no mostrar todo. Sin embargo, los canales siguen espectacularizando la violencia de una forma frívola, algo que en Chile, por suerte, aún no se ve.
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