El reconocido actor, poeta, escritor y traductor Pedro Vicuña fue el invitado principal a la apertura del año académico de la Facultad de Comunicaciones, evento en el que impartió la charla magistral «El lenguaje, democracia, comunicación y teatro» y que contó con la presencia del Rector, Fernando de la Jara, el Decano Juan Antonio Muñoz, los directores de las escuelas, docentes, alumnos y de la facultad, además de decanos de otras facultades y de la vicerrectora de Extensión y Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica, Magdalena Amenabar.
A modo de introducción, el Decano Muñoz realizó un discurso sobre las implicaciones del lenguaje, y cómo está relacionado íntimamente con la política, habiendo un lenguaje propio de las democracias, oligarquías, monarquías y en especial de las tiranías. De esta forma cada sistema tiene sus palabras claves, como durante la transición chilena se usaron conceptos como «constitución» o «consenso». Fue de esta forma como se forjó una era, traspasando las palabras desde los políticos a su uso social.
Llegando al presente, el Decano fue enfático en que ciertas palabras han ido perdiendo su sentido profundo, siendo banalizadas por políticos, medios de comunicación y personas ligadas a la cultura y las artes. «Las palabras logran valor político si entran en las personas. Como comunicadores responsables debemos cultivar nuestro lenguaje, haciéndolo cultivaremos nuestro espíritu y enaltecemos a la sociedad y la realidad».
Tras la autoridad universitaria vino la exposición de Pedro Vicuña, quien además de ser un reconocido actor de televisión y teatro, es profesor, poeta, escritor y traductor gracias a sus años viviendo en Grecia. Fue así como comenzó hablando de la importancia de la palabra citando el primer versículo del evangelio según San Juan: «En el principio era el verbo».
«En Grecia nace la concepción del individuo. Alrededor del s VIII aC hay un cambio en el lenguaje. Se comienzan a nombrar las cosas, volviéndose el griego uno de los idiomas más ricos y precisos. La gente dice que la palabra crea realidad, pero la realidad también crea palabras. La persona también empieza a definirse en tanto como individuo a un colectivo social. Esto es un desarrollo fundamental en Grecia, ya que nace el concepto de libertad», dijo agregando que «la democracia hay que cuidarla, en el sentido que la palabra no es un absoluto, ya que lo dicho puede cambiar al poco rato».
Sobre el rol del teatro en la Grecia clásica, «el teatro griego solía ser visto centrado en el destino, pero con los años he visto que eso no es así. Se sostiene en la palabra, poniéndose en la tragedia griega a personajes que explican su manera de acción, como Edipo, quien en realidad es alguien que responde sin meditar, lo que es un peligro para la democracia. A mi entender, y en especial para los griegos, la libertad no es un derecho. Ser libre es un deber, porque eso quiere decir que yo como ciudadano soy responsable de toda acción que repercute en otros. Es en ese marco que nace tanto la tragedia como la democracia, la que se sostiene en la palabra. Es la palabra la única herramienta que se tiene para persuadir en la asamblea».
A continuación, afirmó que para los griegos la «única forma de aproximarnos a la verdad sólo puede hacerse al aproximar los distintos puntos de vista. Por lo tanto, la democracia es posible si se reconoce, al contrario. En ese sentido, la gran fuerza de la democracia está en la controversia. Para el griego la verdad es algo a lo que nos podemos acercar, pero no llegar al absoluto».
«Muchos en el teatro pensábamos que tenía mensajes, y al aproximarnos al teatro griego criamos que tenía mensajes, pero en realidad no los hay, sino sólo acciones. Esto obliga a cada individuo a vestir esas palabras con nuestras experiencias. Es a través de ellas que le damos un trajín a ese relato. Es a través de nuestra experiencia que le damos sentido a las imágenes de la obra, experimentando esas emociones»
«La palabra es el sostén de la democracia. Nuestra individual se sostiene con la palabra, porque es en la palabra donde se reflejan las experiencias de cada uno. La democracia entonces sólo se puede sostener con el uso cabal del lenguaje. Hay que tener cuidado con el empobrecimiento de palabras, con tiempos verbales. La precisión del lenguaje es fundamental para no eludir las responsabilidades. Si le quitamos responsabilidad a los habitantes de un país, estamos debilitando la democracia. La democracia para ser robusta requiere que cada uno sea responsable de sus actos y sus palabras».
“El teatro es el lugar donde las cosas son vistas, pero no hacia afuera, sino hacia adentro. El lugar donde nos vemos a través de una herramienta que se nos entrega para poder pensar y ver cómo nos comportamos hacia el resto».
Finalmente, Pedro Vicuña invitó a tener atención a la palabra. “La palabra construye realidades, pero destruye personas y en manos de las personas puede conducir al desastre. Grecia nos invita a ver la realidad de la mejor manera y construir en conjunto el espacio en que hablemos de vivir».