Columna de opinión
La Migración Internacional es definida por la ONU como un complejo fenómeno relacionado con múltiples aspectos económicos, sociales y de seguridad que inciden en nuestra vida cotidiana en un mundo muy interconectado. Por su parte, la ley chilena y un fallo del Tribunal Constitucional conceptualizan este fenómeno global como un desplazamiento de grupos de personas de un lugar a otro con ánimo de permanencia o asentamiento y comprende la emigración y la inmigración. Se entiende por emigrar abandonar su propio país para establecerse en otro extranjero, y por inmigrar llegar a un país extranjero para radicarse en él. (STCCH 9930 c.7).
Las características y causas de esta acción humana presentan varios aspectos, uno de ellos es la falta de oportunidades educacionales y laborales en el país en que se es nacional como ocurre con Haití. Allí los niveles de ingreso per cápita es bajo, la salud presenta graves deficiencias, existiendo alta mortalidad infantil, condiciones de salubridad deplorables, entre otras. Y no se divisa un mejoramiento en la calidad de vida.
La población haitiana emigra a países que les permita trabajar en mejores condiciones, y a sus hijos educarlos para tengan esperanzas de un futuro mejor. La migración obedece también a la falta de seguridad humana. A este respecto, países de África miran a Europa como el Continente que les permitirá un destino distinto y mejor. Así vemos cómo por el Mar Mediterráneo llegan olas de emigrantes, y otros -con peor destino- no alcanzan a llegar porque zozobran en el mar, al transportarse en medios frágiles y precarios. Muchos niños han perdido la vida en el Mediterráneo.
Toda esta tragedia se condensa con toda intensidad en aquella gráfica que muestra a un niño sirio ahogado en una playa de Turquía al intentar huir de la guerra que asola a su país. Porque la migración cuando responde a las causas hasta ahora referidas es un drama, que muchas veces se transforma en tragedia.
La migración siempre está marcada además por la cuestión política. Basta el acceso al poder de quien no administre el Estado razonablemente, o bien no respete la democracia para que la situación política, social y económica de un país varíe radicalmente, lo que motiva a muchos connacionales de ese país a marcharse a otros territorios. Aquí encontramos a los empresarios, los emprendedores, comerciantes y profesionales que se instalan en un país elegido por ellos para recomenzar su vida laboral y económica.
En consecuencia, encontramos mayormente en número migrantes pobres que salen de su país buscando nuevas oportunidades y mejores condiciones de vida. Y otros de buen nivel económico o cultural que emigran por razones de seguridad humana o bien buscando estabilidad económica para su desarrollo profesional o empresarial.
Toda realidad humana siempre tiene dos caras. Expresamos ello porque ante los datos que nos entrega el informe de la ONU en cuanto señala que el 2016 hubo 244 millones de migrantes y que para el 2050 se esperan 405 millones, cabe preguntarse qué porcentaje es migración irregular, y como la mayor cantidad de población que se espera para el 2050 emigre, facilita las operaciones del crimen organizado.
¿Será suficiente en la lucha internacional contra la delincuencia organizada transnacional, una política criminal en los términos de la que ahora existe?
Sobre este aspecto, y referido al sur de América, tenemos inmigración de peruanos, bolivianos, colombianos, venezolanos y desde centro américa de haitianos y dominicanos hacia países de Argentina, Uruguay y Chile principalmente. En general es población con un bajo nivel educacional, salvo los venezolanos en que hay un significativo número de profesionales atendida la situación política que sufren.
En el caso de Chile, la población migratoria ha sido numerosa, donde el ingreso irregular es de magnitud, por lo cual se actualizó la legislación y las medidas han sido drásticas, sobre todo cuando se detecta que el extranjero está vinculado a acciones delictivas, que en la generalidad lo constituye el tráfico de drogas.
En materia criminal, han aparecido nuevas formas de delinquir que el país no conocía. El robo por sorpresa llevado a efecto en una moto, donde van dos sujetos y el de atrás le quita a la víctima alguna de sus pertenencias, normalmente celulares, actuando repentinamente pillando desprevenida al sujeto pasivo del delito.
Una política criminal que enfrente la delincuencia organizada, en que participen inmigrantes sea regulares o irregulares debiera considerar tres aspectos:
- Programas preventivos del delito
Aquellos deberían contener acciones de capacitación acerca de programas sociales gubernamentales que les permitan acceder a un oficio, llevados a cabo en los distintos ayuntamientos; acceso a planes de estudio que les permita concluir sus ciclos de enseñanza, clases de educación cívica de manera que conozcan la organización del Estado y los derechos fundamentales qué se les reconocen.
En el caso de los migrantes irregulares instaurar procedimientos de legitimidad en su estadía. Charlas explicativas de conductas prohibidas en el país de que trate a fin efectivamente tengan algún grado de conocimiento de la ley penal, y en general llevar a efecto acciones que eviten caigan en la prostitución o en la trata de personas, o en el tráfico de drogas, tipos penales más comunes en que los migrantes son autores o partícipes. De tener familia, ofrecer oportunidades educacionales de calidad a sus hijos, comprometiéndose como apoderados de ellos a participar en sus actividades escolares, entre otras iniciativas.
- Salidas alternativas a la aplicación de penas
Imputados de algún delito, especialmente si obedece al accionar de alguna organización delictiva transnacional, ofrecerles se comprometan abandonarla y renunciar al delito, suscribiendo ante la autoridad pertinente un documento de compromiso ético. Sin perjuicio, de las medidas alternativas establecidas en el Código de Enjuiciamiento Penal. A quienes se nieguen o resistan asumir tal obligación incentivarlos con oportunidades laborales en el aparato estatal o de servicio comunitario.
- Circunstancias modificatorias de responsabilidad calificadas
Establecer en la ley penal, como circunstancias atenuantes de la pena, a quienes ejecutando o colaborando con una organización criminal transnacional, ponga en conocimiento de la autoridad, los jefes que la componen, sus integrantes, los medios materiales e inmateriales que utilizan en su actividad criminal, el país base en que elucubran sus fechorías, forma y modo de lavar activos, entre otras informaciones útiles para la investigación penal.
Por consiguiente, el reto de luchar contra la delincuencia organizada transnacional no sólo tendrá éxito con la cooperación entre países y la Convención de Palermo, sino que sustancialmente decisión de cada país por implementar una política criminal decidida que al menos disminuya o haga difícil las operaciones de la criminalidad organizada y fortalezca la investigación penal. Tratar adecuadamente la Migración, es una de las condiciones necesarias para concretar logros significativos en el combate a este flagelo del orden penal.