Columna de opinión
La sociedad está evolucionando y en ella se manifiestan cambios importantes, donde cada día aumentan las ventajas de un sistema de educación online. ¿Quieres conocer más sobre la educación Advance? Programas Advance UNIACC.
Los programas académicos online asumen hoy en día grandes desafíos entre ellos está el entregar a los estudiantes conocimientos y herramientas que les permitan desempeñarse de acuerdo a los estándares que propone la sociedad, dentro de estos estándares se sitúa el cómo nos relacionamos y establecemos mecanismos de acción en las diferentes empresas.
Este punto nos lleva a la compleja problemática de crear entornos de trabajo saludables que respondan a una cultura organizacional estable y que permitan el avance hacia procesos de mejora continua.
La cultura organizacional, entendida por Cameron y Quinn (2011) como los valores, procedimientos y rutinas que hacen que una organización sea única, es considerada como el atributo más relevante y más complejo que pueda tener una organización, ya que perdura más que los productos, servicios, fundadores, liderazgo y todos los demás atributos físicos de una organización (Schein, 2004), teniendo vinculación e incidencia directa en la mejora de la gestión y el desempeño de una organización (Gregory et al. 2008).
Lemos (2004), nos habla sobre la cibercultura indicando como elemento importante el cómo actúan las personas en el ciberespacio y su relación con la información y el conocimiento.
Sobre este tema, Lemos (2004) formuló las Leyes de Cibercultura, que implican transmitir, conectar y reconfigurar prácticas de información y comunicación. Transmitir se refiere a la práctica de “hazlo tú mismo”, el cual se plasma en todos aquellos contenidos que generan los internautas y publican en diversas interfaces lo que a su vez dichas interfaces agregan comentarios y contribuciones de otros usuarios, esto permite una democratización donde muchos publican para muchos.
La segunda ley se refiere al principio de conexión, este punto se refiere a que no basta con generar contenidos, sino que lo importante es como estos contenidos se conectan con otros y adquieren nuevos significados cada vez que se comparten. Esto nos conduce a la tercera ley de la cibercultura, que es la reconfiguración de las prácticas sociales, esto significa que se establecen nuevas formas de consumo y nuevas visiones sobre la propiedad y autoría.
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La cibercultura de acuerdo a Lemos (2004) desarrolla importantes cambios, sobre todo entre el usuario y el ciberespacio, lo que implica aprender a convivir en un nuevo campo técnico, el cual es dinámico y que requiere priorizar la capacidad de aprender por sobre lo que se sabe en un momento dado.
Los desafíos de la cibercultura
Hoy en día, la cibercultura se sitúa dentro de los elementos esenciales de la cultura organizacional debido a la utilización de entornos virtuales y a la mayor implementación tecnológica que tienen hoy en día las empresas.
Otro factor que aumento su relevancia fue la pandemia COVID-19, que propulsó aún más el teletrabajo y los ambientes digitales protagonizados por softwares, redes sociales y plataformas, instancias que son hoy en día parte de nuestra cotidianeidad.
Esta cibercultura además no está ajena a los cambios y daños ambientales, por tanto, debemos responsabilizarnos y tomar medidas de adaptación y mitigación en relación al impacto que generamos a través de nuestras acciones en el planeta.
La cibercultura a su vez requiere interactuar apropiadamente en el ciberespacio, el cual involucra mucho más que una mera conexión, nos involucra en códigos de actuación, lenguaje, tiempos y personificación.
El ciberespacio, junto a las aplicaciones, softwares y otros nos desafían a hacer públicos nuestros datos personales, nuestros gustos e intereses, aspecto que no podemos subestimar en cuanto a los riesgos y consecuencias que esto nos puede causar.
También es importante evaluar factores como la dependencia a la tecnología, ya que esta siempre ofrecerá un futuro incierto. Por tanto, evaluar y usar a consciencia la tecnología, el ciberespacio y participar de la cibercultura que parece ser un dilema ético y moral que no debemos menospreciar como profesionales (Sanhueza, 2023).
A partir del dilema antes señalado aflora entonces un llamado a considerar que tan necesarias son las horas que pasamos frente a las pantallas, como mejorar la calidad de esas horas, implementando un sistema una economía digital.
Porque hablar de economía digital es importante, porque justamente hoy podemos apreciar los diferentes problemas a la salud que produce una larga exposición a las pantallas, estos problemas van desde el cansancio y agotamiento mental (Han, 2010) hasta el aislamiento social y la falta de vinculación en la cual nos vemos inmersos (Han, 2022).
Lo cual parece y es contradictorio frente a los requerimientos de trabajo colaborativo que hoy en día nos presentan las empresas y organizaciones. Junto a este aislamiento y apatía social, que se experimenta en las interacciones presenciales y que cambia radicalmente en los ambientes digitales, se produce demanda por lo inmediato y una clara desmotivación por aquellas labores que requieren de tiempos a largo plazo (Bauman, 2000)
Todo lo anterior nos permite reconocer que obviamente la incorporación del mundo tecnológico a los ámbitos educativos y laborales tiene amplias bondades, pero también implica asumir grandes desafíos.
UNIACC a través de sus Programas de Educación Advance responde a las exigencias en cuanto a la optimización de los tiempos de formación, por esta razón actualmente nos encontramos trabajando activamente en la creación de estrategias que nos permitan desarrollar una educación significativa con foco en lo trascendente y en la innovación.
Ventajas del Advance
– Modalidad 100% online que permite flexibilidad y compatibilidad con tus múltiples actividades personales y laborales.
– Para profesionales que quieren obtener un segundo título. Permite a quienes ya tienen estudios previos afines o no afines a continuar perfeccionándose.
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Referencias bibliográficas
-Bauman, Z. (2000). Modernidad líquida. Buenos Aires: FCE.
-Cameron, K. y Quinn, R. (2011). Diagnosing and Changing Organizational Culture: Based on the Competing Values Framework (3rd ed.). Editorial Jossey-Bass, San Francisco.
-Gregory, B., Harris, S. y Armenakis, A. (2008). Organizational Culture and Effectiveness: A Study of Values, Attitudes, and Organizational Outcomes. Journal of Business Research, 62(7), 673-679. https://doi. org/10.1016/j. jbusres.2008.05.021
-Han, B. C. (2010). La sociedad del cansancio. Herder.
-Han, B. C. (2022). No-cosas. Penguin Random House.
-Lemos, A. (2004). Cibercultura. Tecnología y Vida Social en Cultura Contemporánea. Porto Alegre, RS: Sulina.
–Sanhueza, A. C. (2023). Cibercultura y urgencia ambiental: el grito de la humanidad a un mundo sin límites. Naturaleza y Sociedad. Desafíos Medioambientales.
-Schein, E. (2004). Organizational Culture and Leadership. Jossey-Bass, San Francisco
Autoras de la columna:
Johanna Godoy Cerda
Profesora de Inglés
Licenciada en Educación
Doctora (c) en Educación
Magister en Educación mención Curriculum y Evaluación
Magíster en Dirección y Liderazgo para la Gestión Educacional
Docente y Apoyo Académico
Facultad de Administración
Universidad UNIACC
Carola Ubilla Briones
Ingeniera Industrial
Ingeniera Comercial
Doctora (c) en Educación
Magister en Educación
Master en Gestión Empresarial MBA de la Universidad Federico Santa María.
Doctora (c) en Educación.
Directora de Escuela de Administración