El 11 de mayo, en Avenida Salvador 1434, Providencia, la Escuela de Teatro y Comunicación Escénica de la institución celebró, como ya es tradición, con sus alumnos, egresados y docentes esta fecha, compartiendo funciones y una visita al Hospital del Salvador, en la comuna de Providencia, Santiago.
“Ustedes tienen unos profesores de lujo, profesores que además hacen en su profesión. Ustedes los están yendo a ver siempre a sus obras de teatro y ellos mismos son nuestro nexo laboral (…) Y eso es un lujo que tenemos aquí”, remarcó la decana de la Facultad de Artes de la Comunicación de Universidad UNIACC, Ana Reeves, durante la celebración del Día Nacional del Teatro.
En Chile, el Día Nacional del Teatro se conmemora oficialmente el mencionado día, por ser la fecha de nacimiento de Andrés Pérez (1951-2002), actor y director teatral nacional. Este año, en Universidad UNIACC, participaron estudiantes de las dos jornadas de la carrera: diurna y vespertina.
En la ocasión, personalidades de la actuación como Roberto Poblete –hoy nuevamente profesor en Universidad UNIACC-, la actriz Marcela Medel, la decana Ana Reeves y la directora de la Escuela de Teatro y Comunicación Escénica de Universidad UNIACC, María Helena de Oliveira, entre otros, iniciaron las actividades con un desayuno en Avenida Salvador 1434.
Medel afirmó ante los presentes que “hay una cosa que distingue a nosotros los actores y las actrices, que es que cuando nosotros hacemos nuestro oficio, lo celebramos todos los días, porque todos los días para nosotros es una fiesta. Por lo menos así lo siento y mis colegas sienten lo mismo. Si no tuviéramos la pasión que tenemos por lo que hacemos, no lo podríamos hacer”.
En tanto, Ana Reeves aprovechó de compartir con los alumnos, académicos y egresados presentes algunas anécdotas del mundo de la actuación, como por ejemplo, la razón de por qué no se silba en los teatros.
“Los marinos mercantes tenían señales de silbido, incluso durante las guerras. Luego, muchos de ellos fueron los tramoyas de los teatros y eran los encargados de bajar los telones (…) Se conectaban en base a silbidos, entonces sabían que cuando silbaban de tal manera, tenían que bajar el telón de la izquierda o mover esto otro. Y si llegaba alguna persona muy contenta al teatro y empezaba a silbar, les daba una señal equívoca y quedaba la escoba, se bajaban todos los telones y quedaba el zafarrancho. Entonces no se silbaba porque se confundía con las señales de los tramoyas”, relató.
Reeves también explicó el origen para no utilizar el amarillo en las salas, lo que se remonta a cuando “el teatro se iluminaba con velas (…) Entonces se dieron cuenta de que con ese parpadeo del fuego con el color amarillo en las paredes y en los vestuarios, se producía una sensación de somnolencia, y el público se quedaba dormido”, aunque advirtió que “ahora está prohibido usar el fuego dentro del teatro”.
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Universidad UNIACC