La importancia de la evaluación social de proyectos para la sociedad

Autor: Dr. Galvarino Casanueva Yáñez
Docente MBA UNIACC

Escuela de Administración UNIACC
Facultad de Administración UNIACC

Resumen

Evaluación Social es el proceso de identificación, medición, y valorización de los beneficios y costos de un proyecto, desde el punto de vista del Bienestar Social (desde el punto de vista de todo el país). Se hace cuando el agente económico dueño del proyecto es el conjunto de la sociedad, que se supone representada por las autoridades de Gobierno y sus organismos centrales y descentralizados que ejecutan proyectos. w En Chile tenemos el Sistema Nacional de Inversión Pública, en el cual las empresas del estado, los Ministerios y sus organismos dependientes, las Intendencias y las Municipalidades que son quienes ejecutan los proyectos, presentan estos a MIDEPLAN donde se verifica si los mismos son o no rentables desde un punto de vista social.

La evaluación social de proyectos permite analizar los beneficios y costos para la sociedad, busca maximizar el bienestar colectivo, utiliza los precios sociales a veces diferentes de los de mercado y, además, mide el aporte al ingreso nacional y el ingreso nacional sacrificado.

Las diferencias entre la evaluación social de proyectos y la evaluación privada de proyectos se deben a la existencia de distorsiones de mercado, tales como: impuestos, subsidios, mercados monopólicos, bienes públicos, entre otros. Por otro lado, los agentes económicos no perciben en su función de utilidad todos los costos y beneficios que sus acciones generan (por ejemplo, externalidades, efectos secundarios e indirectos). Lo anterior se traduce finalmente en que los precios de mercado no reflejan adecuadamente el costo de oportunidad de los recursos (precios de mercado “mentirosos”).

Palabras claves: Evaluación social, evaluación privada, precios de mercado, precios sociales y distorsiones.

Abstract

Social Evaluation is the process of identifying, measuring, and valuing the benefits and costs of a project, from the point of view of Social Welfare (from the point of view of the whole country). It is done when the economic agent that owns the project is the whole of society, which is supposed to be represented by the Government authorities and their central and decentralized organizations that execute projects. w In Chile we have the National Public Investment System, in which the state companies, the Ministries and their dependent agencies, the Intendances and the Municipalities that execute the projects, present these to MIDEPLAN where it is verified if they are or unprofitable from a social point of view.

The social evaluation of projects makes it possible to analyze the benefits and costs for society, seeks to maximize collective welfare, uses social prices that are sometimes different from those of the market, and also measures the contribution to national income and the national income sacrificed.

The differences between the social evaluation of projects and the private evaluation of projects are due to the existence of market distortions, such as: taxes, subsidies, monopoly markets, public goods, among others. On the other hand, economic agents do not perceive in their utility function all the costs and benefits that their actions generate (for example, externalities, secondary and indirect effects). The foregoing ultimately means that market prices do not adequately reflect the opportunity cost of resources (“lying” market prices).

Keywords: Social evaluation, private evaluation, market prices, social prices and distortions.

Introducción

La formulación, preparación y evaluación de proyectos de inversión es una fuente obligada en la formación académica de todos los profesionales, cuya principal responsabilidad dentro de una organización es la toma de decisiones que involucra la asignación de recursos públicos a proyectos y programas de inversión. Este proceso de decisión debe estar estructurado por principios y metodologías que permitan disminuir el grado de incertidumbre de las diferentes opciones, buscando siempre seleccionar las alternativas de mayor beneficio neto para la sociedad y finalmente, cotejar y analizar los resultados de dichas decisiones. El objetivo es claro: asegurar una eficiente y eficaz asignación de recursos públicos y mediante la eficacia, lograr los objetivos trazados. Estos pueden ser, por ejemplo, obtener el mayor nivel de impacto en los sectores de intervención. La formulación, preparación y evaluación de proyectos, construidos desde la óptica privada o social, constituyen metodologías de gran importancia en la planificación y desarrollo del país. Así mismo, posee una trascendencia crucial en los países en “vía de desarrollo”, en donde (por razones lógicas) los recursos disponibles para alcanzar los resultados deseados son escasos y sobre todo, los de carácter financiero. Todos los países se ven enfrentados a la globalización económica y esta se ve afectada en mayor o menor grado. Lo anterior perjudica directamente el grado de competitividad y para los países que están en vías de desarrollo, requiere desplegar una planificación muy adecuada para su desarrollo. Es por esto que adquiere aún más sentido el uso de un plan de desarrolla nacional que genere las políticas, es decir, las guías del pensamiento y de la acción, para la construcción e implementación de todos los programas sociales y económicos a nivel sectorial, estatal de desarrollo o proyectos de inversión regionales, proyectos privados, etc. Es claro, por la escasez de recursos y sus precios asociados, remarcar la importancia que genera el desarrollo de la inversión privada a cualquier nivel país: municipal, regional, estatal o nacional. Esto resulta muy cierto en la actualidad, en donde se fomenta la iniciativa privada y el estado juega un rol de no producir directamente y por ende, orienta su política para privatizar lo más posible los procesos productivos. Por esta razón, busca la eficiencia y eficacia en la empresa privada, pero continuando con más fuerza en la dirección del desarrollo integral del país y a través de su intermedio, crea los instrumentos adecuados para transferir los beneficios, generados por el mayor crecimiento económico hacia la sociedad en su totalidad, centrando su mayor interés y preocupación en los sectores más desposeídos. Esto lo logra a través de acciones en obras benéficas de carácter colectivo.

Desarrollo

Un proyecto social constituye la búsqueda de satisfacer necesidades, asignar recursos escasos y de uso alternativo, que, a través de un conjunto de actividades y procesos, buscan eliminar los déficits o por último, solucionar un problema.

Los proyectos pueden ser desarrollados por el sector privado o público. El primero, buscar maximizar la riqueza de los dueños del capital y en el segundo, el sector público, busca un asunto distinto, que es satisfacer necesidades comunitarias o efectuar aportes significativos al bienestar de la sociedad.

Mediante los instrumentos que maneja los gobiernos se busca, por ejemplo, una redistribución del ingreso. La evaluación comunitaria mediante la política social busca lograr este objetivo y más allá de solamente medir su contribución al bienestar económico, evalúa la contribución del proyecto en el ámbito del logro de los objetivos de la política social y que en este ejemplo es la redistribución del ingreso y riquezas. Se entiende entonces, que la evaluación social de proyectos es una continuación de su evaluación económica. Pero hay que tomar en cuenta que, dentro de un proyecto social, la evaluación financiera y la económica generan información valiosa, lo cual permite que el Estado fije una posición, para promover proyectos que aporten al bienestar colectivo.

Hablamos entonces del concepto de evaluación económica y social de proyectos. Estos procesos así definidos deben necesariamente ser compatibles con las metas que buscan la gestión pública y los gobiernos, sobre todo de los países en vías de desarrollo, combinan sus objetivos perseguidos en la materia en un plan de desarrollo específico. Dentro de estos objetivos, nos encontramos con: disminuir el desempleo, disminuir la brecha de las desigualdades en la repartición de beneficios entre los agentes económicos, lo que se traduce en mejorar la distribución del ingreso, incentivar a distintos sectores de la economía, etc.

Así, la evaluación económica y social (también conocida como análisis Costo – Beneficio), constituye el conjunto de herramientas que tienen los economistas, que les permite analizar proyectos y desde luego, políticas, con el fin de asignar los recursos en forma más eficiente a la sociedad completa.

Podemos entender ahora las siguientes definiciones:

  • Los proyectos sociales son los que producen y/o distribuyen bienes o servicios (productos), que satisfacen las necesidades de aquellos grupos que no disponen de recursos para compensarlas en forma independiente, con una clasificación y ubicación espacio – temporal muy clara y definida. 
  • Un programa social constituye un conjunto de proyectos que buscan los mismos objetivos, que pueden incluir aspectos diferenciadores, tales como, trabajar con distintas poblaciones y/o emplear diferentes estrategias de intervención. Por ende, la política social constituye un conjunto de programas que buscan alcanzar las mismas metas. Nos señala y orienta sobre qué problemas sociales priorizar y define los principales caminos y/o límites claros para la intervención que la política señala. Estos dos componentes, los programas y proyectos sociales, se encuadran en una política, que permite su operacionalidad y que, mediante la asignación de los recursos, permite su implementación. Esta evaluación nos permite tomar decisiones a través del análisis y comparación de distintas alternativas o posibilidades. Tanto en nuestra vida cotidiana, como en los procesos de evaluación de proyectos y todo en general, se requiere de la evaluación para adoptar decisiones racionales, asociadas al logro adecuado de objetivos y asignación óptima de recursos. Durante el proceso del ciclo de vida del proyecto, el concepto de evaluación propiamente tal va cambiando. En la etapa de su formulación, la evaluación nos entrega criterios de decisión para aceptar o no proyectos específicos o para formar una cartera de proyectos, mediante sus beneficios netos resultante del análisis costo y beneficio efectuado. Si se aplica durante la operación o inclusive, habiendo concluido, permite determinar el grado de alcance de los objetivos perseguidos, así como el costo en que se ha incurrido. Así, formulación y evaluación son “dos caras de una misma moneda”. Un proyecto no se puede formular a menos que se sepa cómo se lo va a evaluar, porque sólo a partir de la metodología de la evaluación es posible determinar cuál es la información que se debe recoger para su formulación. Por otro lado, la evaluación posterior resultante, durante o después de la implementación del proyecto, permite que la retroalimentación reoriente la operación, reestructurando su diseño o adaptándola a las nuevas condiciones de su entorno. Queda claro que la experiencia nos facilita el proceso de aprendizaje y es la evaluación la que nos permite enmarcar el proceso de formulación de un proyecto de inversión o programa, facilitando el análisis y medición de sus costos y beneficios (impactos) y así encontrar la relación entre estas variables. En resumen, el proceso de evaluación se puede definir como una herramienta sistemática que emplea criterios y técnicas, que puede medir, valorar y analizar los diseños, sus procesos y los resultados para ser empleados en el proceso de toma de decisiones, retroalimentar lo que genera, optimizar la gestión desarrollada y como fin último, en relación con el cumplimiento de los objetivos trazados.

¿Cuáles son las características de la evaluación?

  • Es útil y práctica: La evaluación permite mejorar las intervenciones en marcha y las futuras, además de permitir la gestión.
  • Sistematicidad durante todo el proceso de evaluación: Recoge la información de manera sistemática e integral, lo que permite una valoración adecuada de los criterios de evaluación.
  • Su flexibilidad: Es fundamental la flexibilidad de sus métodos en todo el proceso de evaluación.
  • Se ajusta a los tiempos temporales definidos: Para lograr el aprendizaje y mejorar la intervención presente o futura, este proceso se debe desarrollar en los tiempos asignados y definidos.
  • Es impersonal y se basa en el análisis de las políticas, los planes, programas y proyectos, jamás de las personas involucradas.

Los procesos de toma de decisiones por los entes involucrados, tales como las personas o instituciones, requieren constantemente de evaluar la efectividad de las decisiones adoptadas y de corroborar si estas fueron las adecuadas a los objetivos perseguidos. Esto se logra mediante el empleo de instrumentos cada vez más complejos y cuando las entidades involucradas alcanzan cierto grado de complejidad, es allí donde nos enfrentamos a procesos de evaluación enfocados de manera más precisa. Lo anterior nos permite remarcar la importancia de los procesos evaluativos, como una herramienta muy valiosa para cualquiera de las etapas del ciclo de proyecto social, que se pueda analizar para su emprendimiento. El que no se realice, no nos asegura el uso óptimo de los recursos.

En relación con los instrumentos cuantitativos de evaluación, nos encontramos esencialmente con dos tipos de uso habitual y universal:

  1. Los que determinan los criterios de rentabilidad de los proyectos, para el análisis de la viabilidad de efectuar una acción social o en su defecto, analizar la rentabilidad económica de un proyecto nuevo o uno en marcha. La primera, ligada al mundo de las ciencias económicas, pretende determinar criterios de rentabilidad de los proyectos, para conocer la conveniencia de realizar una acción social o en este caso, examinar la rentabilidad económica de un proyecto futuro, en curso o finalizado. El método más empleado es el Análisis Costo – Beneficio, que efectúa un análisis comparativo entre los flujos de bienes y servicios generados por el proyecto con sus costos asociados, todo ello expresado en unidades monetarias. Una modalidad distinta utilizada, entre otras posibles, es el análisis Costo – Efectividad, en el cual el análisis comparativo efectuado anteriormente se ejecuta sin considerar que las variables de costos y beneficios involucradas se expresen en una unidad monetaria.
  2. El segundo tipo de instrumentos cuantitativos que se emplean, se usan las encuestas estructuradas formalmente, para reunir datos precisos y en forma estándar, mediante los cuestionarios elaborados y aplicados a una muestra específica y representativa de una población. Es de mayor importancia cuando se requiere explicar o dar solución al o los problemas, generalizando o corroborando las hipótesis de trabajo y desde luego, una vez efectuada su comprobación empírica de los principios formulados y su constante corriente de retroalimentación. El costo es el mayor problema que presenta este tipo de instrumentos para la recogida de datos y si le agregamos la alta complejidad y sofisticación en la reunión de los datos, es aconsejable su empleo y exclusivamente, si el proyecto así lo demanda y pueda ser viable.

¿Qué maximiza el bienestar de la sociedad?

El concepto de desarrollo sustentable es el término que desde hace más de tres décadas se utiliza, para describir el proceso que permite maximizar el bienestar de la sociedad (de un país) y que incluye el crecimiento económico, una mejor distribución del ingreso y la sustentabilidad en el uso de los recursos naturales (Aguilera, 1993).

Ya lo planteamos; la evaluación de proyectos involucra la identificación, medición y valoración de los costos y beneficios asociados. Lo anterior permite al proyecto de inversión estimar su rentabilidad social y para lograrlo, requiere la metodología que nos pone a disposición el análisis económico que, entre sus múltiples virtudes, nos señala un máximo número de efectos generados por el proyecto de inversión, pudiendo acceder a ello a través de flujos reales identificados, medidos y valorados, con el fin último de aproximarnos al verdadero impacto de dicho proyecto al bienestar social. Esta metodología nos permite identificar, medir y valorar los diversos componentes que participan entro de los beneficios y costos de un proyecto y que son los que en definitiva afectan a las variables que identifican a los objetivos trazados del proyecto de inversión, que obviamente son objetivos que permite un proceso de desarrollo sustentable de un país y cuyo fin último, es incrementar los niveles de bienestar social.

Análisis de Eficiencia

El análisis de costos y beneficios emplea el Valor Actual Neto Social, como indicador fundamental que entrega la información necesaria, para el proceso de toma de decisiones al momento de asignar los recursos para un proyecto determinado. Es indudable que para poder recabar información sobre otros impactos generados por variables, que no son determinadas por estudios de carácter económico y poder considerarlos en el proceso de toma de lo largo del tiempo versus lo que hubiera sucedido con éste si no se ejecuta el proyecto”.

Este planteamiento nos señala que el bienestar social como meta técnica, puede aportar a la ciencia de la evaluación social de proyectos y el experto en la materia que entienda lo que esta incluye, está en posibilidad de leer los resultados de esta evaluación. El análisis de costos-beneficios (beneficio neto del proyecto), parte de la base que la distribución del ingreso está dada y que maximizar el bienestar social, implica maximizar el VANS, en donde este último expresa el valor actual del consumo de la sociedad completa. Expresado en otras palabras, este tipo de análisis expone que la función de utilidad social se fundamenta en las utilidades de las personas individuales, que están en función del flujo generado ínter – temporal de consumo y donde la tasa social de descuento de los consumos presente y futuro, lo constituye su costo de oportunidad. Lo anterior, implica que el VANS mide la variación en el bienestar medio de una sociedad todo el numerario representa el consumo de la sociedad y por último, la inversión es evaluada en el cambio de bienestar (nivel de vida) promedio de una sociedad, el numerario sería el consumo actualizado y la inversión, se evalúa en relación al consumo. Realizado lo anterior, la ESP puede analizar los impactos redistributivos del proyecto, considerando las transferencias entre los agentes económicos de los excedentes, generados por el mismo.

El proceso de evaluación social de proyectos, enmarcado en el análisis de costos y beneficios, empleado en el enfoque de eficiencia, considera los beneficios y costos asociados del proyecto, más sus efectos (positivos o negativos) para los restantes agentes económicos de la sociedad. Vale decir, efectos directos e indirectos, externalidades medibles y valorables. Además, incluye los impactos intangibles generados por el proyecto, incluyendo un análisis de sus repercusiones redistributivas. En la fórmula que se detalla a continuación, se presenta el VANS que registra y determina la variación en el bienestar social (o de la riqueza del país), provocado por un proyecto de inversión. El mismo es igual a la sumatoria del valor presente de los beneficios netos directos, los beneficios netos indirectos, de las externalidades medibles y valorables y de los beneficios netos intangibles, percibidos en el año t, y actualizados a la tasa social de descuento (Fontaine, 2008).

FÓRMULA

VABSNT = ∑ⁿt=0 (𝑉𝐴𝐵𝑆𝑁𝑇=𝐵𝑁𝑆𝐷𝑡+𝐵𝑁𝑆𝐼𝑡+𝐸𝑀𝑉𝑡+𝑊𝑡) / ∏ᵗ ᴋ=0 (1+ rk*)

Dónde:

VABSNT = Valor Actual de los Beneficios Sociales Netos Totales

BNSDt = Beneficios Netos Sociales Directos generados en el año t

BNSIt = Beneficios Netos Sociales Indirectos generados en el año t

EMVt = Externalidades medibles y valorables generadas en el año t

Wt = valor asignado a los Beneficios Intangibles generados en el año t

t = períodos del horizonte de evaluación

rk * = Tasa Social de Descuento pertinente para al año k, donde r*0 = 0

Para determinar los beneficios netos sociales directos, buscamos la resta entre los beneficios y costos sociales, identificados y medidos, determinados por la valoración a precios sociales (o de sombra) de los impactos reales que el proyecto genera, en los mercados que producen bienes y servicios y los generados en el mercado de los insumos que el proyecto emplea. Por otro lado, los beneficios sociales netos indirectos son determinados por la diferencia con relación a los impactos de los mercados de consumo e insumos, relacionados con el mercado del proyecto tanto de consumo, como de insumos a nivel de sustitutos y complementarios. Las externalidades identificadas, medidas y valoradas a precios sociales de impactos reales sobre terceros (por el hecho de producir y/o consumir) y que no son impactos internalizados por el agente económico que realiza la operación, mientras que el valor asignado a los impactos o efectos intangibles, suma los impactos o efectos que un proyecto afecta genera en otros elementos de la función de bienestar social y que son variables no económicas. Estas tienen como imposibilidad la asignación de un valor en unidades monetarias, aunque desde luego sí fueron identificadas y en algunas situaciones, es posible medirla.

Criterios tradicionales de valoración y selección de inversiones

Existen tipos de criterios no financieros, donde sus características económicas, no consideran la importancia del tiempo en los distintos flujos de caja, ni tampoco el concepto del valor del dinero en el tiempo. Los métodos más representativos de este grupo de criterios son: Flujo de Caja (Cash Flow), Tasa de Rendimiento Contable, Accounting Rate Of Return, Periodo de Recupero de la Inversión (Pay-Back) y relación Costo – Beneficio.
También existen criterios financieros que son dinámicos y que sí tienen en cuenta el tiempo en la construcción del flujo de caja y además, consideran el valor del dinero en el tiempo a través del empleo del concepto de actualización del dinero, mediante una tasa de descuento. Esta situación permite comparar cifras de dinero recibidas o pagadas en distintos momentos en forma homogénea. Las herramientas universalmente empleadas en estos criterios son: Valor Actual Neto (VAN), Tasa Interna de Retorno (TIR) e Índice de Rentabilidad (IR).

¿Cómo realizamos una Evaluación Social de Proyectos de Inversión?

  1. Desarrollamos un análisis de la situación actual: Efectuamos un análisis de la demanda para determinar, por ejemplo: tipo de producto/insumo, tipo de consumidores/usuarios y la demanda histórica actual. Hacemos lo mismo con el análisis de la oferta y determinamos el tipo de producto/insumo, tipo de tecnología empleada en el proceso productivo, la oferta histórica actual, tipos de oferentes y la ubicación (localización) de estos. También analizamos el mercado del producto, sus distorsiones (intervención estatal y discriminaciones), la existencia de las imperfecciones del mercado, las regulaciones a la competencia por el Estado, las externalidades, el equilibrio del mercado de un bien transable y no transable.
  2. Identificamos y medimos de la situación “sin proyecto”, los cambios exógenos producidos en el mercado producto/insumo, que se generan en un escenario “sin proyecto”; variaciones en la demanda y oferta, identificación y medición de variaciones al interior de la organización que desarrolla y ejecuta el proyecto.
  3. Identificamos los beneficios y costos directos asociados en el escenario “con proyecto”, determinando los efectos en el mercado del producto ocasionado por el proyecto y los efectos en el mercado de los insumos empleados por este.
  4. Se miden los beneficios y costos asociados al proyecto, a través del mercado del producto producido por el proyecto, en bienes transables y bienes no transables. También por el mercado de los insumos utilizados por el proyecto, en insumos transables e insumos no transables.
  5. Se valoran los beneficios y costos en el escenario “con proyecto”, analizando al mercado del producto que genera el proyecto, determinando su valor social de la producción (VSP) y del mercado de los insumos empleados por el proyecto, determinando el costo social de la producción (CSP).
  6. Se identifica, mide y valora los beneficios y costos sociales netos indirectos asociados al proyecto, mediante el análisis de los mercados de bienes sustitutos y complementarios al producto generado por el proyecto. Se determina las distorsiones en estos mercados. También se analiza los mercados de insumos alternativos (sustitutos) y complementarios a los insumos empleados por el proyecto. Se determinan las distorsiones en estos mercados.
  7. Se identifican, miden y valoran las externalidades provocadas por el proyecto, mediante el análisis del mercado del producto producido por el propósito; el mercado de los insumos empleados por el proyecto, el mercado de bienes sustitutos y complementarios al producto producido y de los mercados de insumos alternativos y complementarios a los insumos utilizados del proyecto.
  8. Se identifican los efectos (impactos) intangibles provocados por el proyecto, mediante el análisis del mercado del producto generado por este, del mercado de insumos utilizados por el proyecto, del mercado de bienes sustitutos y complementarios al producto producido y del mercado de insumos alternativos y complementarios a los insumos usados por el proyecto.
  9. Se calcula el valor actual neto social del proyecto y se realiza un análisis de sensibilidad a las variables críticas, mediante el cálculo del VAN Social, de la TIR Social, VAC Social (Costo – Eficiencia) y del empleo de algún método adecuado para el análisis de sensibilidad.
  10. Se efectúa posteriormente un análisis de optimización de la rentabilidad, mediante la determinación de su momento óptimo de inicio, momento óptimo de finalización, determinación del tamaño recomendable del proyecto y la mejor localización.
  11. Finalmente, se desarrollan los criterios complementarios a la rentabilidad social, mediante el análisis de los impactos ambientales, impactos sociales e impactos regionales o territoriales.

¿Por qué se justifica la Evaluación Económica y Social?

Debemos recurrir a la definición de economía para justificar el empleo de la evaluación económica en loses. Justamente esta ciencia que plantea la forma en que los países deben optimizar la asignación de sus recursos para, entre otras cosas, satisfacer las necesidades que son múltiples y jerarquizables y que están en continuo crecimiento. Es así, que la ciencia económica no se desarrolla para efectuar análisis financieros sobre las ganancias que genera o no un determinado proyecto, sino que, dentro de su análisis, incorpora todos los elementos que llevan a la satisfacción de las necesidades humanas.

El evaluador social debe comprender que el problema de la asignación de recursos plantea dos grandes objetivos:

  1. Asignar los recursos económicos de manera eficiente, para generar el mayor impacto sobre el bienestar nacional. Hablar de eficiente no conduce a pensar que se acaba una vez obtenido el estado óptimo, necesariamente nos señala que cualquier otro cambio en el empleo de los recursos, provocará una disminución del bienestar social de uno o varios agentes económicos, involucrados en la decisión adoptada. Esto ratifica el concepto de asignación eficiente, en el sentido que genera el mayor bienestar social posible de alcanzar dado unos recursos y un tiempo específico.
  2. La orientación es siempre a lograr el objetivo de asignar los recursos económicos en un modo equitativo, de tal suerte que se genere una justa distribución de ingresos y riquezas.

Queda de manifiesto, que el desafío que enfrenta el enfoque de la eficiencia es muy distinto al que enfrenta el enfoque basado en la equidad. En la realidad, se puede observar que eficiencia y equidad son metas muy inconsistentes entre sí, aunque en algunos casos se puede lograr su complementariedad.

Conclusiones

El proceso de formulación, preparación y evaluación social de proyectos de inversión identifica, mide y valora los beneficios y costos que una determinada inversión pueda tener para la sociedad completa, con el objeto de comparar sus beneficios y costos en actividades o proyectos alternativos y así, asegurar la optimización en el uso de sus recursos económicos.

La metodología empleada en la evaluación social, como la privada, es muy similar, ya que usa criterios comunes para identificar y estudiar las variables involucradas en un proyecto, aunque no concuerdan en las variables críticas y determinantes de los costos y beneficios que se asocian en cada análisis. La valoración bajo la óptica privada trabaja con el criterio de precios de mercado, mientras que la evaluación social lo hace bajo la óptica con los precios sombra o precios sociales. Socialmente y bajo el concepto de bienestar social, esto es así porque surge del objetivo de medir los efectos o impactos de desarrollar e implementar un proyecto en una comunidad. Socialmente, también se deben considerar los efectos o impactos indirectos o externalidades que los proyectos producen inevitablemente y que recae sobre el bienestar de la comunidad, como, por ejemplo, la redistribución de los ingresos o la disminución de la contaminación ambiental. En el escenario del inversionista privado existen otras variables que influyen en su evaluación, tales como el impacto directo de los impuestos, subsidios u otros que, en relación con la sociedad, solamente constituyen transferencias de recursos entre sus integrantes.

Los beneficios directos generados por el proyecto de inversión se miden por el incremento concebido en el ingreso nacional y se determina mediante la cuantificación de la venta monetaria de su producto, en que el precio sombra considerado es el precio de mercado ajustado por algún factor y por ende refleja, las distorsiones existentes en el mercado del producto.

Las partes intangibles resultantes de este proceso de identificación de los costos y beneficios asociados a un proyecto determinado deben considerarse cualitativamente en su evaluación, dada la importancia gravitante que los efectos o impactos que resultan de la implementación del proyecto que se estudia, pueden provocar sobre el bienestar de la sociedad.

Podemos concluir:

  1. El proceso de formulación, preparación y evaluación social de proyectos de inversión resulta de comparar los beneficios con los costos que dichos proyectos generar para la sociedad en su conjunto, determinando a la vez su verdadera contribución de los beneficios al aumento de la riqueza del país. Por tanto, un proyecto de inversión será socialmente rentable si el bienestar económico logrado con el proyecto es mayor al bienestar que la sociedad, como un todo, habría alcanzado en el escenario “sin el proyecto”. Es decir, cuando el VAN Social sea positivo.
  2. La evaluación social como la privada se basan en criterios similares para analizar la viabilidad de un proyecto de inversión, aunque no concuerdan en la identificación de los elementos o partidas a contabilizar como costos y beneficios y en la forma de valoración de sus variables críticas que se les asocian. La evaluación privada toma como factor de valoración los precios de mercado, mientras que la evaluación social emplea los precios sombra o precios sociales. El empleo de este tipo de precios sombra, obedece a la necesidad de poder medir los efectos o impactos de desarrollar un proyecto sobre la economía global de un país, considerando que existen distorsiones, motivadas por la intervención de los impuestos, monopolios, oligopolios, monopsonios, oligopsonios, competencia monopolística, subsidios, etc.; los efectos o impactos indirectos y la variable externalidades que produce el proyecto y que recibe la sociedad completa.

Bibliografía

  • Aguilera, R., et al. (2011). Evaluación Social de Proyectos. Uruguay: Universidad de la República de Uruguay.
  • Castro Rodríguez, Raúl; Mokate, Karen Marie (1998). Evaluación Económica y Social de Proyectos de Inversión.; Ediciones Uniandes.
  • Fontaine, Ernesto. (1997). Evaluación social de proyectos (11ra. ed.). Santiago, Chile: Pontificia Universidad Católica de Chile.
  • Mokate, Karen Marie. (1996) Evaluación Financiera de Proyectos de Inversión. Alfaomega.

Galvarino Casanueva Yánez

PhD en Administración Gerencial por la Universidad Benito Juárez G., México; PhD© en Administración de Empresa, Université Libre Des Science De L’ Entreprise Et Des Technologies de Bruxelles; Máster en Ciencias de la Administración Université Libre Des De L’ Entreprise Et Des Technologies de Bruxelles; Master Financial Professional (AAFM); Magíster en Finanzas Corporativas por la Universidad Viña del Mar; Ingeniero Comercial (Universidad Católica del Norte; Licenciado en Ciencias de la Administración (Universidad Católica del Norte); Diplomado en Marketing Estratégico (Universidad Benito Juárez G); Diplomado en Planificación y Gestión Financiera (Universidad Benito Juárez G); Diplomado en Finanzas Corporativas (Universidad Benito Juárez G); y Diplomado en Docencia Universitaria (Universidad del Pacífico). Docente en pregrado y MBA en UNIACC, Docente para Doctorandos en UBJ – México. Asesorías y capacitaciones a las pymes chilenas.

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